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Libertad es la palabra clave en el trabajo del multifacético artista Kiko Dinucci
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Uno de estos días, vagando por una grande tienda de CDs en la ciudad de São Paulo, el músico Kiko Dinucci encontró tres de sus trabajos (el artista tiene cuatro álbumes grabados) expuestos en variados segmentos: pop rock, regional y Música Popular Brasileña. “No me prendo a nada. Intento ampliar lo máximo posible mis posibilidades musicales”, nos cuenta el artista, revelando toda su versatilidad musical e ironizando los rótulos frecuentemente impuestos por el mercado.
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Pero, más allá de las suposiciones sonoras y lugares comunes sobre su historia, Kiko aprecia, y mucho, su libertad artística, y ese estado se manifiesta justamente en la diversidad encontrada en su música, en las sociedades y en su incursión por otros lenguajes artísticos, como el documentario y las artes plásticas.
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"La religión de origen africana entró en la vida de Dinucci como parte
de su curiosidad musical, después, como investigación para su documentario
Dança das Cabaças, sobre el orixá Exu, divinidad mal comprendida en Brasil.
Desde entonces, El candomblé está en el arte y en la vida de Kiko".
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Kiko empezó su trayectoria en la música cuando todavía era adolescente tocando guitarra eléctrica en la banda de metal Necrophobic. Después, integró el grupo punk Personal Choice. La transición para la música brasileña, conectada a las tradiciones africanas, no sucedió de la noche a la mañana. Se fue gestando, fluyendo naturalmente y siendo alimentada por la inquietud y curiosidad que, ya desde esa época, marcaban su trabajo. “Cuando tocaba con la banda punk, los tipos no querían cantar en portugués porque creían que la lengua no encajaba. Entonces llevé para el ensayo una música en Kimbundo (lengua africana muy hablada en Angola). Escribí toscamente, aglomeré el vocabulario e hice la letra. Llegué al ensayo, la mostré y todos me miraron con aquella cara de: ¿Kiko enloqueció?”.
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Loco nada. Allí estaba el embrión de una conexión intensa con la cultura africana y afro-brasileña. Cuando empezó a interesarse por los compositores de samba, que para Kiko, dialogaban mucho con su postura punk, vino también la voluntad de conocer la producción negra que antecedió al surgimiento del ritmo, como el jongo, la congada y los batuques. Por eso, para llegar al Candomblé fue “dos palito”, como él mismo dice. “Hoy en día yo no separo mucho lo que es fe, música, danza. Está todo en un paquete solo llamado Candomblé que, para mí, es más que una expresión cultural. “Es espiritual”.
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Aquí está un rótulo que adoran imponerle: el de compositor de macumba. Mismo siendo el candomblé tan presente e su arte, se engaña quien piensa que él para por ahí. “Yo puede hacer cualquier cosa. Puedo cantar un bolero romántico, un reggae, una guaraña paraguaya. Intento ampliar lo máximo posible las posibilidades”. Y eso es un hecho. Kiko tiene cuatro CDs grabados: Padê (con Juçara Marçal); El Retrato del Artista Mientras Pide (del Duo Moviola, formado por Kiko y Douglas Germano); Pastiche Nagô (con el Bando Afromacarrónico) y En la Boca de los Otros, donde varios intérpretes cantan sus composiciones. “Cada vez que yo entro en el universo de aquel artista con quien estoy haciendo una canción yo aprendo mucho”, dice Kiko, que destaca que los músicos con quienes trabaja son también creadores y no apenas coadyuvantes.
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“Quiero un día mirar para atrás y ver que hice como Frank Zappa, que hizo un disco de cada modo.
Quiero golpearme en el pecho y decir que soy libre (...)”. .
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“Él está abierto para compartir su musicalidad con otros artistas de diferentes estilos y siendo esa una confluencia más, la compañía en los trabajos es placentera”, cuenta Iara Rennó, con quien Kiko crió el danzante show Xirê Onin.
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Cronista de la vida urbana, sus composiciones son verdaderas crónicas de la selva de piedra. Si escuchas la música enseguida se construye en la cabeza las imágenes de aquellas historias, rellenadas de inteligencia sagaz y de humor sarcástico. “Cuando lo conocí, me pareció increíble su capacidad de reír de sí mismo y sacar poesía de ahí. Una mirada extremamente aguda, urbana, pero con modos de campesino, que focaliza la acción, el hombre, la lucha, la faena”, dice Juçara Marçal, otra compañera musical de las más antiguas y constantes en el trabajo de Dinucci.
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“Es muy bueno hacer un CD, pero hoy (en estos tiempos cadenciosos por la internet)
éste es más una tarjeta de visita, que sirve para presentar su trabajo.
Para mí, lo más lindo es que la persona vaya a su show”.
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Esas características, que se aproximan de otros grandes compositores de São Paulo, como Adoniran Barbosa e Itamar Assumpção, provocan otro rótulo: el de legítimo representante de la nueva generación de la vanguardia paulistana. Pero mientras tanto, Dinucci se divierte con todas esas comparaciones. “Me pongo feliz porque nunca es el mismo rótulo que me dan”.
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Mismo con tantas transformaciones a lo largo de su caminada musical, el Kiko punk de los años 90 sigue vivo. “La manera de tocar guitarra de Kiko es muy especial. Es un híbrido entre una guitarra de samba y una guitarra de hardcore, un resultado que sólo alguien que experimentó profundamente los dos estilos podría llegar”, afirma el saxofonista Thiago França, otro compañero constante en sus trabajos.
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Todavía estoy en proceso y creo que cada uno de mi generación también lo está, peo no quiero prenderme a nada, a ningún rótulo que crearon para mí. Si yo quiero hacer CD con orquestra lo puedo hacer. Si nada me pega o me prende, ¡yo lo hago!”. Que nadie lo dude.
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ESCUCHE
www.myspace.com/kikodinucci
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DISCOGRAFÍA
. Padê (2007)
. Pastiche Nagô (2008)
. El retrato del artista mientras pide (2009)
. En la Boca de los Otros (2009)